domingo, 20 de enero de 2008

LIBRE Y CAUTIVA


Por sentirme despierta en la cautiva

morada oscura de su sangre, llevo

este amargo laurel de gajo nuevo

y esta miel de cilicio rediviva.

Y no quiero saberme fugitiva


de la celda de amor en que me muevo;

porque el ángel te encuentre, yo renuevo

mis llamadas de intacta sensitiva.


Extenderás tu mano que --imposible--

quiere lograr la flor indivisible;

su cauto aroma velará tu frente.


Como cierva te huí. ¡ Qué te encadena

más ese afán de hallarme en la colmena,

carcelera celosa de tu mente!


Stella Sierra

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